La bodega, concebida como templo consagrado al vino, se inauguró en 2001 y se convirtió en la “bodega de autor” pionera en Rioja. El proyecto arquitectónico, inspirado visualmente en una copa de vino, fue desarrollado por Santiago Calatrava. El efecto visual, la sublimación de una hilera de barricas, es una composición vanguardista y perfectamente acoplada con el paisaje, hasta el punto de convertirse en un símbolo paisajístico en el entorno.
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